Tanguedia y jazz
Jorge Retamoza presentó material propio y obras de Piazzolla en Las Violetas, dentro de un ciclo tanguero que está ocurriendo en ese bar notable de la ciudad.
por Ricardo Saltón. Revista Noticias. Septiembre 2023
Con la muerte de grandes figuras, con fuerte desarrollo de la tecnología, con los cambios de paradigma que tiene confundidos y buscando su espacio inclusive a los más jóvenes, hace rato que el siglo XX ha empezado a dejar en claro que su impronta es parte de la historia.
Sin embargo, hay artistas que han dejado una huella tan intensa que se resisten a quedar solo como capítulos de ese pasado y siguen sonando “modernos” y siendo referencia fundamental para varias generaciones de colegas que han venido después.
Por supuesto, y quizá a la cabeza entre los argentinos en ese aspecto, hay que nombra a Astor Piazzolla. Un señor marplatense que hizo parte de su escuela vital en Nueva York, que fue un ciudadano de varias grandes ciudades y un artista cosmopolita que jamás olvidó- a veces, aún contra su propio decir- el lugar del que venía; y que sigue dando que hablar 50 o 60 años después de su gran aporte innovador.
Entre los tantos hijos/nietos/bisnietos de Piazzolla debemos poner, sin dudas, al gran saxofonista barítono Jorge Retamoza. Compositor, arreglador, director de varios proyectos, tiene ya 8 álbumes en su haber. Y en él se aglutina el indudable aporte piazzolleano con los recursos de la improvisación jazzística. Desde el confinamiento para aquí, Retamoza produjo dos álbumes con obras integrales la “Suite del Año de la Tanguedia” – que había nacido como una pieza suelta en homenaje al maestro Piazzolla por lo 100 años de su nacimiento- y la suite “Encuentro en Buenos Aires”. Sobre parte de eso y de música del propio Astor, construyó un concierto en un espacio emblemático de la ciudad de Buenos Aires que, micrófonos y atriles al piso, permite acompañar la cena o una copa con música en vivo.
Esta vez, el saxo de Retamoza estuvo al frente de un cuarteto que se completó con los jóvenes y muy talentosos Franco Bruschini en bandoneón, Gastón Harisquiry en piano y Emiliano Lorenzo en contrabajo. El repertorio abrió en su primera parte con cinco de las piezas -“Reminiscencia”, “Deus Xango”, “Aire de Buenos Aires”, “Años de soledad” y “Reunión cumbre”- de aquel glorioso disco que Piazzolla hizo con el norteamericano Gerry Mulligan y que publicó en 1974, que aquí se llamó “Reunión cumbre” y que en el exterior se conoció como “Summit”. Ya en la segunda parte, incluyó los cuatro movimientos —”Año tanguedia”, “Emergencias”, “Las ausencias” y “Hora de cierre”- de su propia “Suite del año de la tanguedia”, publicada el año pasado, y cerró, con mucha improvisación y con versiones magistrales, con el tema central de “El último tango en París” del Gato Barbieri y “Libertango” de Piazzolla, como para que nadie se olvidara por dónde pasa el eje de su trabajo.